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Las gafas ya no son un problema, pero es más cómodo no llevarlas

En el emprendimiento, o la gestión empresarial, prestar atención a los detalles es una acción fundamental para que lleguen los resultados. De lo contrario nos vemos abocados a ofrecer productos y servicios mediocres que nos ofrecen resultados mediocres.

El minimalismo es un estilo que funciona muy bien para algunos empresarios porque les permite centrarse en lo que es importante del diseño de los productos y servicios. Pero esto también puede extrapolarse a la vida diaria, pues contra menos decisiones banales tengamos que tomar mayor tiempo tendremos para todas aquellas decisiones que de verdad importan. Quizá el ejemplo más claro de esto lo encontramos en el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, que siempre lleva vaqueros y camiseta gris para no tener que pensar en que ropa ha de ponerse.

Pues bien, con esta premisa vamos a tocar con uno de los grandes prejuicios de la sociedad, las gafas. Parece que el uso de las gafas se ha normalizado en la sociedad, ya que cada vez se tienen problemas de vista a edades más tempranas. Pero no siempre ha sido así, porque el bulling se ha centrado en muchas ocasiones en los niños con gafas.

Recientemente acudí a hacerme las pruebas de la vista y pensé en operarme para librarme de las gafas, ya que después de utilizarlas durante tanto tiempo uno se cansa de tener que estar cargando con los anteojos. La mejor solución para desprenderse de las gafas es la cirugía ocular, y al preguntar a mis amigos y familiares por una clínica dónde operarme me recomendaron las Clínicas Oftalmológicas Centrofarma, una clínica oftalmológica en Murcia que se ha convertido en un referente nacional en operación de miopía, gracias a sus más de veinticinco años de experiencia.

En COC me hicieron un estudio muy exhaustivo para ver si estaba preparado para recibir este tipo de cirugía, porque al contrario de lo que se pueda pensar, no se recomienda a todo el mundo. De dicho estudio aprendí algo de mucho valor, y es la importancia en la edad para operarse, y es el tema en el que centraremos el artículo de hoy.

A qué edad es recomendable operarse de la vista

A pesar de que la cirugía refractiva es una cirugía indolora y con un posoperatorio bastante llevadero, no es adecuada para todas las personas. Y respecto a los motivos, por un lado tenemos aquellos derivados de la edad, y por otro lado tenemos motivos personales de cada persona.

La edad idónea para operarse no es general, depende de cada uno pues para que la cirugía tenga éxito se necesita que la graduación de la vista se mantenga estable al menos por dos años. La edad mínima para realizar este tipo de cirugía ronda los dieciocho o veinte años, pero la realidad es que hasta los veinticinco años la vista tiende a aumentar la graduación, en gran parte por forzar los ojos en las pantallas de los ordenadores o estudiando. Además, es recomendable esperar para adquirir un grosor corneal adecuado y no tener patologías concomitantes. Pero si nos centramos en las dos patologías principales, miopía y astigmatismo, vemos diferencias respecto a la edad.

La miopía suele operarse a partir de los dieciocho años, ya que el ojo ha madurado y los resultados de la cirugía son más estable, aunque el principal problema a esta edad es la graduación. Para el caso del astigmatismo se debe valorar de forma individual en función de si están asociados a la miopía o a la hipermetropía.

Vistas las edades idóneas, vamos a ver las edades a las que no se recomiendan. Actualmente los defectos que se corrigen con buenos resultados es la mopía, hipermetropía y astigmatismo. Y si bien se puede realizar esta cirugía sin mayores inconvenientes, a las personas de entre cincuenta y cinco años no se recomienda operarse debido a que el cristalino comienza a dejar de enfocar de cerca. Además para los miopes e hipermétropes no se aconseja la cirugía, ya que nos acercamos a la edad de la vista cansada que es una consecuencia del envejecimiento natural del ojo.

Por todo ello, la mejor edad para operarse es la que comprende entre los dieciocho y los cuarenta años, siempre que la graduación sea estable por un mínimo de dos años.

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