Los emprendedores tenemos algo de locos o de atrevidos, eso dice mi madre y creo que no le falta razón. En tiempos como los que nos ha tocado vivir, creo que o uno se atreve o te arriesgas a no encontrar trabajo o que a lo que te dediques sea algo que te haga infeliz.
Yo era uno de esos, me saqué una carrera de letras que salvo para darme cultura (que no es poco) no me sirvió para encontrar trabajo de lo mÃo y para ganarme unos euros me tocó estar al teléfono de teleoperador. Ahà estaba yo con el tÃpico trabajo en el cual llevas 4 años y lo máximo a lo que podÃas aspirar, ser coordinador, ya lo habÃas conseguido.
Me tocó irme de vacaciones con unos amiguetes a Ibiza, me costó bastante ahorrarlo, pero cuando luchas por tomarte unas vacaciones asÃ, se disfruta y mucho. En una de esas noches de terraceo estuve hablando con el hermano de un amigo nuestro que vivÃa allÃ, tiene una galerÃa de arte y era otro emprendedor.
Nunca olvidaré lo que me dijo, ¿qué es realmente el negocio que te gustarÃa tener o a que te querrÃas dedicar? Yo le dije que me hubiera gustado ser historiador y escribir libros, pero que en el dÃa a dÃa me encantarÃa tener un bar futbolero donde se pudieran ver partidos fueran de la liga que fueran. El lejos de reÃrse, me dijo, vives en Madrid ¿quién te lo impide?
Siguieron las vacaciones y la idea no se me fue de la cabeza, hasta que se lo dije a mi mejor amigo y luego a mi madre. Ellos eran importantes, mi amigo estaba en paro y es un futbolero igual que yo que de vez en cuando curra los fines de semana en bares o pubs y mi madre suele darme buenos consejos.
Los dos no pudieron negarse ante mi cara ilusionada, mi madre me dijo que me podÃa echar una mano con el dinero que tenÃa de la herencia de los abuelos si querÃa. Asà que me puse en marcha, con toda la ilusión de quien sabe a dónde quiere llegar, pero con el lógico miedo de quien no sabe que se encontrará en el camino.
Cerca de la Gran VÃa se alquilaba un local que podÃa ser el indicado, habÃa sido durante muchos años el tÃpico bar de esquina anodino, pero era bastante grande, parecÃa desaprovechado. Llegué a un acuerdo con el propietario y me puse con toda la burocracia a la vez que buscaba una empresa para que me ayudara con la reforma.
Pese a que mi amigo me decÃa que tenÃa unos amiguetes que podÃan ayudarme de cuando estudiaba, yo querÃa algo serio, que mereciera la pena, buscando en Internet vi una empresa que por sus trabajos podÃa ser lo que yo buscaba, abnconstrucción y contacté con ellos. Muy amables les encantó mi idea y fueron imprescindibles gracias a sus consejos para que lo que tenÃa en mente se convirtiese en realidad.
Fue una experiencia preciosa, mi bar futbolero ahora si parecÃa que podÃa ser una realidad, estilo años 50, pero a la vez moderno. En tiendas online como Ebay me hice con algunas camisetas para decorar, asà como la gran colección de bufandas que atesoro en mi casa. En unas semanas reformaron el bar por dentro y por fuera.
PasarÃa un mes más entre unas cosas y otras para que echásemos a andar, entonces vino el trabajo duro, pero ¿y lo feliz que soy ahora qué? Compensa el echar horas cuando ves el buen rollo y lo bien que lo pasa la gente. A diario me pasan historias encantadoras, de esas charlas con clientes que vienen de paÃses como Australia o Rusia y ven como pueden ver el partido de su equipo o el tÃpico aficionado de provincias cuando te pide si puedes echar a su equipo y se lo pones encantado junto con unas bravas y una birra y hablas del fútbol de los 80 y 90. Ahora sà que puedo decir, que pese a las horas que echamos y la responsabilidad soy feliz con lo que hago, palabra de emprendedor. ¿y tú a que te gustarÃa dedicarte?