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La importancia de la ciberseguridad y cómo hacerlo

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La ciberseguridad nos afecta a todos, cada día, y no hace falta trabajar en la NASA para que alguien quiera meterse en tus archivos o cotillearte el correo. A veces basta con abrir el Wi-Fi en una cafetería y ya estás regalando tus datos como si fueran caramelos.

Protegerte no debería ser más difícil que hacer una copia de seguridad o cerrar bien la puerta de casa.

 

¿Qué es eso de la ciberseguridad y por qué debería importarte?

Ciberseguridad es, básicamente, proteger tu información y tus dispositivos para que no se metan donde no deben. Desde tu móvil hasta tu cuenta del banco, todo está conectado a internet y todo puede ser vulnerable. Y sí, incluso tú, que solo usas el ordenador para ver Netflix y pagar facturas.

Hoy en día vivimos conectados a todo. El portátil, el móvil, la tablet, la nube, el smartwatch, y hasta el aspirador robot si me apuras. Y aunque eso nos facilita la vida, también significa que dejamos huellas digitales por todos lados. Si no cuidas esas huellas, alguien puede seguirlas… y no precisamente para felicitarte por tu buen gusto en memes.

Y no, no necesitas ser famoso o millonario para ser un objetivo. A veces los ataques son masivos, automáticos, y les da igual quién eres. Si caes, caes.

 

Errores que cometí (y sus consecuencias)

Voy a ser honesta: aprendí todo esto a base de meter la pata.

  1. Usar la misma contraseña en todo: Típico: “1234”, “contraseña”, o tu fecha de nacimiento. Todo súper seguro (ironía). Una vez, una cuenta mía fue hackeada y como usaba la misma contraseña en todos lados, el desastre fue en cadena. Me entraron al correo, luego a mis redes, luego a una carpeta compartida en la nube donde tenía cosas del trabajo… Resultado: horas perdidas, mucho estrés y un jefe bastante cabreado.
  2. Confiar en correos raros: Recibí un mail que parecía del banco. Tenía su logo, su tono, su mensaje urgente. Hice clic, y maldita la horaen la que lo hice. Ese mail me llevó a una web clonada que me robó las credenciales. Me enteré días después, cuando intenté entrar a mi cuenta y ya no podía. Por suerte, lo solucioné a tiempo, pero podría haber sido mucho peor.
  3. No actualizar los programas: Sí, da pereza, lo sé. Yo también posponía las actualizaciones porque “me cortan el rollo”, pero resulta que esas actualizaciones muchas veces corrigen fallos de seguridad. Un día, por no actualizar, me entró un malware por una vulnerabilidad vieja. El antivirus ni lo vio venir.

 

Consecuencias reales de no tener ciberseguridad

Puede sonar exagerado, pero no tener una mínima protección puede costarte caro. No solo dinero, también tiempo, reputación, clientes (si tienes un negocio), y hasta relaciones personales.

 

Te doy ejemplos reales:

  • Robo de identidad: Alguien puede hacerse pasar por ti, usar tus datos para pedir préstamos, abrir cuentas, o simplemente liártela en redes.
  • Pérdida de archivos: Fotos, documentos importantes, currículums, trabajos, todo puede desaparecer si te entra un virus o te bloquean el acceso.
  • Filtraciones de datos: Si compartes archivos sin protección, cualquiera puede acceder. He visto empresas perder clientes por esto.
  • Secuestro digital (ransomware): Te bloquean el ordenador y te piden dinero para devolverte tus cosas. O pagas o te despides de todo.
  • Multas legales: Si manejas datos de clientes y no los proteges como es debido, puedes meterte en líos legales por no cumplir con normativas como el RGPD.

 

Cómo empezar a protegerte sin volverte loco

Te doy algunos pasos básicos y herramientas que puedes empezar a usar desde ya:

  1. Contraseñas seguras y diferentes: Sí, lo has oído mil veces, pero es importante. Usa contraseñas largas, con letras, números y símbolos. Y, sobre todo, distintas para cada cosa. Lo ideal es usar un gestor de contraseñas como LastPass, 1Password o Bitwarden. Ellos las guardan por ti, tú solo tienes que recordar una.
  2. Doble verificación (2FA): La mayoría de apps importantes ya lo tienen. Es ese código que te mandan al móvil o que generas con una app tipo Google Authenticator. Si alguien intenta entrar a tu cuenta, necesitará también ese código. Es un filtro extra que vale oro.
  3. Cuidado con lo que abres: Evita hacer clic en enlaces raros, aunque parezcan de confianza. Si te llega un correo sospechoso, no lo abras. Y si dudas, busca en Google si es una estafa. En serio, más vale ser pesado que víctima.
  4. Actualiza todo: Sí, incluso el sistema operativo. No ignores las notificaciones. Muchas veces esos parches solucionan agujeros de seguridad que los hackers conocen.
  5. Usa un buen antivirus: No tiene que ser caro. Hay versiones gratuitas decentes como Avast o AVG, pero si quieres estar más tranquilo, paga por uno como Kaspersky o Bitdefender. También puedes añadir un antimalware como Malwarebytes para reforzar.
  6. Cuida lo que compartes: No subas archivos delicados a cualquier nube sin control, usa plataformas seguras. Y si compartes carpetas, revisa bien los permisos: ¿pueden editar? ¿pueden reenviar?

 

¿Y si trabajas con datos importantes?

Si manejas información confidencial, de clientes, contratos, datos personales o cosas delicadas, entonces necesitas algo más que lo básico.

Aquí es donde entra algo que descubrí hace poco y me parece un inventazo: la Data Room única.

 

¿Qué es una Data Room única y por qué es tan útil?

Everygit, quien ofrece servicios para empresas en ámbitos de documentación y ciberseguridad, nos la define como un “cifrado de extremo a extremo, control de acceso granular, seguimiento de actividad y cumplimiento normativo total (ISO, GDPR, etc.)”.

Es como una habitación digital blindada, diseñada para compartir información sensible con seguridad total. Y no solo eso: te permite controlar quién ve qué, cuándo y cómo. Puedes limitar accesos, ver quién ha abierto qué archivo y mantener todo organizado sin volverte loco.

No se trata solo de subir archivos, sino de gestionar procesos delicados como auditorías, fusiones, ventas, firmas de contratos, y todo sin riesgo de filtraciones.

 

Ventajas clave:

  • Cifrado total: Nadie puede interceptar lo que subes, está protegido desde que sale de tu ordenador hasta que lo ven.
  • Control de accesos: Tú decides quién entra, qué puede ver y qué puede hacer. Incluso puedes poner límites de tiempo o de ubicación.
  • Trazabilidad: Puedes saber qué persona abrió qué documento, a qué hora, desde dónde… y si hizo alguna modificación.
  • Automatización: Olvídate de perder el tiempo mandando mails. Todo se gestiona desde ahí, con historial, comentarios, versiones…
  • Cumplimiento legal: Estas plataformas ya están preparadas para cumplir con normativas como ISO o GDPR. Te ahorras líos.
  • Colaboración segura: Si estás trabajando con un equipo, un inversor o un asesor externo, podéis estar todos conectados desde distintos sitios, sin perder el control.

 

¿Quién puede ayudarte con esto?

No tienes que hacerlo tú solo. Hay profesionales y servicios que se dedican a montar todo esto para ti, ya sea a nivel personal, para tu empresa, o si estás empezando un proyecto y quieres que todo esté bien desde el principio.

Algunas claves para elegir bien:

  • Que te expliquen las cosas con claridad. Si te sueltan palabras técnicas sin parar, huye.
  • Que tengan experiencia en tu sector o necesidades específicas.
  • Que ofrezcan soporte técnico rápido y humano.
  • Que te permitan hacer pruebas antes de contratar.

 

Algunos programas y herramientas útiles

Además de la Data Room única, hay muchas herramientas útiles para protegerte sin complicarte la vida. Aquí te dejo algunas que uso o he probado:

  • NordVPN o ProtonVPN: Para navegar desde redes públicas sin que te espíen.
  • Tresorit o Sync.com: Nubes seguras con cifrado de verdad.
  • Google Drive (pero bien configurado): Asegúrate de no dejar cosas públicas sin querer.
  • Signal o Telegram (modo secreto): Para mensajes importantes, mejor que WhatsApp.
  • Firewalls personales como GlassWire: Para ver si algo raro está conectándose desde tu equipo.

 

¿Y si ya te han hackeado?

Respira, no todo está perdido, pero actúa rápido:

  1. Cambia todas tus contraseñas (empezando por el correo): Es lo primero que debes hacer porque desde ahí pueden acceder al resto de tus cuentas.
  2. Activa la doble verificación en todo: Así, aunque tengan tu contraseña, no podrán entrar sin un código extra que solo tú tienes.
  3. Usa un antivirus y un antimalware para escanear tu dispositivo: Puede que hayan instalado algo para seguir controlando tu equipo sin que lo sepas.
  4. Si han robado tus datos personales, contacta con tu banco, cambia tarjetas y revisa movimientos: Es mejor prevenir que llevarte un susto con un cargo que no hiciste tú.
  5. Denúncialo si es grave: El hackeo es un delito, y dejar constancia puede ayudarte si hay consecuencias legales o financieras.

 

La ciberseguridad no es un capricho ni algo lejano

Es algo básico que todos deberíamos cuidar, igual que cerramos con llave al salir de casa o no dejamos el coche abierto con las llaves puestas. Proteger tus datos, tus archivos y tu identidad digital no tiene por qué ser complicado ni caro, pero sí es necesario.

Y si manejas información sensible, trabajar con una Data Room única es una de las formas más fáciles, profesionales y seguras de hacerlo. No es solo para empresas grandes. Hoy, cualquiera puede (y debe) empezar a blindar su vida digital.

No esperes a que te pase algo para darte cuenta. Como todo lo importante, la ciberseguridad vale más prevenirla que arreglarla.

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