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El sol del membrillero (y otros árboles frutales)

En el año 1992 el director Víctor Erice estrenó su famoso documental El sol del membrillo. A lo largo de los 139 minutos de película, el que probablemente sea el mejor cineasta que haya dado nuestro país filmaba el proceso de creación de Antonio López, que pintaba un membrillero en el jardín de su casa. La belleza del árbol durante todo el documental, y el mimo con el que el reputado pintor trataba de recogerlo en sus trazos, provocaban ganas de comprar árboles frutales e imitar al pintor. Por desgracia para todos, aunque lo intentásemos, sería imposible embellecer de tal forma algo tan natural como un membrillero repleto de frutos de la manera en que lo hacía el artista, ahora ya octogenario.

Lo cierto es que, más allá de la evidente pasión de Antonio López, la fruta tiene algún tipo de elemento especial. Pocos placeres son igualables al que nos proporciona la fruta. Y tan baratos, por lo general. Naranjas, higos, cerezas, melocotones, peras, uvas, etc.; da igual el tipo y la temporada del fruto que escojamos. La sensación de frescor y de vitalidad que nos aporta es difícilmente superable por cualquier otro alimento o bebida.

Sin embargo, para poder llevar a cabo la tarea de plantar uno de esos árboles, era necesario disponer de, al menos, un pequeño jardín en el que darle el espacio, el agua y el sol necesarios para que creciese y se fortaleciese de una forma correcta. Hoy en día, en cambio, hay más posibilidades a la hora de plantar, ya sean árboles frutales, plantas de flor o exóticas e incluso verduras y hortalizas. Durante los últimos tiempos ha proliferado con muchísimo éxito y acogida la denominada técnica de los huertos urbanos, consistente en pequeños espacios dentro de la ciudad (azoteas, lugares acondicionados, pequeñas fincas dedicadas a ello) en los que los propietarios, a menudo arrendatarios alquilados, pueden plantar y cultivar sus productos a su antojo.

Los huertos urbanos ofrecen una salida a los deseos de cultivar de sus clientes, a la vez que permite la creación de pequeños negocios de fruta, verdura u hortalizas, así como una especie de restauración del mercado del trueque entre los propietarios (uno puede cultivar espinacas, el otro, tomates, e intercambiar unidades al final de la cosecha). Esta tendencia a lo natural ha permitido que establecimientos dedicados en exclusiva a la jardinería, los huertos y los árboles, casi en extinción hace unos años en las zonas urbanas, puedan volver a florecer (nunca mejor dicho, y valga lo nefasto de la metáfora) y reinstalarse como negocios con un nivel de prosperidad que al menos les permita sobrevivir.

Ya sean plantas de interior, árboles de exterior, o directamente semillas e incluso mobiliario para el cultivo y mantenimiento de las plantas, este tipo de establecimientos disponen de un amplio catálogo que va de lo más grande (árboles para trasplantar) a lo más pequeñito (semillas para plantar y cultivar durante todo su proceso de vida). Por otra parte, el catálogo de establecimientos de este tipo permite renovar con precios muy asequibles las herramientas y utensilios necesarios para la siembra, recolección, poda y todo tipo de cuidados relacionados con los huertos, urbanos o rurales.

El creciente mercado online también ha hecho irrupción en este sector, que ha aprovechado los beneficios de la red para establecer nuevos modelos de negocio y distribución. Alguna de estas empresas especializadas ofrecen, en este sentido, la posibilidad de comprar y solicitar vía online todos los materiales, semillas, abonos o, para quienes lo prefieran, árboles en todo su esplendor. Es el caso, por ejemplo, de Di jardín Online, que trabaja con la única vocación de hacer extensible su pasión al resto de territorios y clientes, gracias a un trato personalizado y que garantiza los envíos en el tiempo establecido, el pago seguro a través de Pay Pal y otros servicios, así como la resolución de dudas a través de todos los canales disponibles, desde el correo electrónico hasta el número de whatsapp que permiten en la web.

Si deseas un membrillero, ya sea para imitar a Antonio López y pintarlo en toda su plenitud o para disfrutar de su deliciosa fruta, ahora tienes la solución al alcance de un clic.

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