En ocasiones, los emprendedores necesitan de otros emprendedores para poder realizar su actividad de la mejor manera y ofrecer un paquete de servicios mucho más completo para satisfacer a la clientela. Esta colaboración es imprescindible y, por tanto, no se puede dejar en manos de cualquier entidad. Hay que confiar, simplemente, en los mejores porque sólo así recibiremos el servicio que merecemos.
Uno de los servicios que muchos emprendedores suelen dejar en manos de empresas ajenas a la suya es el de la limpieza. El motivo tiene que ver en la mayoría de las ocasiones con el alto precio del material de limpieza (especialmente cuando hablamos de la limpieza de piscinas o grandes jardines) o con el desconocimiento del proceso de limpieza en contextos como este.
En los últimos tiempos, me he visto obligado a afrontar una situación como la descrita. Hace dos años decidí abrir un pequeño hotel en la Comunidad de Madrid. A pesar de no ser un espectacular edificio con todo lujo de comodidades, sí que me esforcé en elaborar un catálogo de servicios que dejara a mis potenciales clientes tranquilos y satisfechos con mi trabajo. En ese catálogo de servicios había espacio para una piscina.
El problema que se me presentaba era que carecía de los materiales y los conocimientos necesarios para gestionar una piscina. La ley exige, entre otras cosas, la contratación de un socorrista y que la piscina cumpla las ciertas condiciones de salubridad e higiene. Para conseguir eso, estaba claro que necesitaría cierta ayuda externa. Cuando esto me quedó claro decidí preguntar a Miguel, uno de mis mejores amigos, al respecto.
Fue entonces cuando me habló de una empresa de limpieza en Barajas, una empresa dedicada a labores de limpieza o conserjería, entre otras. Miguel me recomendó que visitara su página web, observara los productos que se ofertaran y, si me convencían, adquiriera los datos de contacto y llamara por teléfono. Como observé que aquella compañía se encargaba de la contratación de socorristas o de la limpieza de piscinas, justo lo que me hacía falta, me puse en contacto con sus empleados.
Lo cierto es que me convencieron sus explicaciones. Según me contaron, la empresa tenía una amplia experiencia en labores como la que mi hotel demandaba, algo que me convenía sobremanera y que contrarrestaría el escaso conocimiento que tenía en la materia. En otras palabras, era la solución para los temores que me asolaban acerca de la instalación de la piscina. Por eso, deposité mi confianza en ellos.
Unas instalaciones de lo más completas
Una vez que conseguí un socorrista gracias a Grupo SMC y que contraté sus servicios para las labores de limpieza de la piscina, pude inaugurar el hotel y comenzar a trabajar, mi gran ilusión. Deseaba que aquel nuevo proyecto me proporcionara beneficios para vivir con cierta comodidad, y estaba seguro de que, con la plantilla con la que contaba y los servicios que tenía a disposición de los clientes, lo conseguiría.
Hasta ahora, así ha sido. La buena imagen del negocio me ha proporcionado unas ventajas de lo más importantes y se ha erigido como la base del éxito del que estoy gozando en la actualidad. Uno de los puntos fuertes del hotel ha sido el de la piscina, tal y como esperaba desde que me hice con los servicios del socorrista y el mantenimiento de la misma. Todos los usuarios disfrutan de ella encantados y terminan agradecimos con el relax y la tranquilidad que les proporciona.
En mi caso, como en el de probablemente muchos emprendedores como yo, ha sido fundamental la ayuda de una empresa cuya existencia se debe a la idea de otro emprendedor. En este maremágnum de organizaciones en el que se ha convertido la sociedad moderna, es necesario estrechar vínculos y proporcionarnos entre todos la ayuda necesaria para mantener con vida nuestros negocios y aportarle a nuestra clientela lo que merece: un servicio completo, seguro y, en definitiva, satisfactorio.