Hace unos años, cuando los ordenadores eran algo carísimo para implementar en las empresas, y los contables todavía utilizaban las calculadoras contables (de esas con el rollo de papel), era difícil pensar que los libros de contabilidad se iban a poder llevar fácilmente con la ayuda de un ordenador. Años después llegamos a un mundo en el que no sólo se tienen que hacer por ordenador, sino que tanto las cuentas como los libros contables se envían a Hacienda a través de una sede electrónica, en la que el papel parece haberse desechado en pro de un registro totalmente electrónico.
Leer Más...